jueves, 17 de enero de 2013

La enfermedad como camino.

Llevo bastante tiempo escuchando a diario una cantidad de historias de "enfermedad".  Algunas muy simples, como un resfriado, otras muy complejas como cáncer en personas jóvenes, o accidentes de personas jóvenes que les cambio la forma de vivir, tanto a ellos como  a su familia. 

Todos podemos decir que cuando la enfermedad nos toca de una u otra forma, "nos toca", en lo físico, pero más allá de eso en lo emocional, en la conexión con la humanidad misma. 

Las reacciones son tan diversas como diversas personas son la que la aquejan, reacciones como:  indiferencia, sobreestimación, menospreciarla, o sobrevalorarla, sensación de invalidez, de opresión, angustia, sensación de incertidumbre, de rabia, de frustración, de miedo, de soledad, de sentirse un ser indefenso, etc. Es muy raro encontrar una reacción positiva ante la enfermedad, ya sea verla como un aprendizaje ante alguna situación o porque no decirlo, una sincera reacción de alegría.

Una vez una persona me dijo "abraza la angustia" y mi reacción fue -pero cómo?¿¿???¡¡¡¡. Poco a poco he comprendido que sí!, si se puede abrazar la angustia....
ahora mis palabras mágicas son "abraza la enfermedad"... creo que lo que puede ocurrir al hacerlo llevará transmutablemente a sanar... un verdadero sanar.

Abrazar la enfermedad es abrazarse a si mismo.  Comprender su lenguaje nos estará dando una información valiosa que podemos utilizar como herramienta de conocimiento profundo de quienes somos y que queremos realmente, necesidades compartidas por el alma humana, necesidades que hoy no se están alimentando y que tiene que ver con nuestro espíritu, muchísimo más allá de las estandarizaciones de la religión....  


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