miércoles, 29 de agosto de 2018

Los obsequios. Los sentimientos y la vulnerabilidad.

Quiero explicar que parto el título de este texto con la palabra obsequio por lo que alguna vez escuché, la palabra Presente le da en el clavo, decir Presente como sinónimo de obsequio, nos recuerda que el momento presente es un obsequio en sí mismo.  Cuánta magia existe en estar vivos, y cuánto se valora cuando se está en riesgo de perder la vida. 
De aquí surge mi reflexión, de los presentes, y uno de los más valiosos presentes, es en sí mismo ser uno mismo, eso lleva consigo ser vulnerable, sacarse caretas y regalar lo que realmente sentimos.   ¿Cuánto cuesta después de experiencias dolorosas, regalar lo que se siente? Muchísimo!!!! 
Las barreras que se instalan luego de sufrimientos intensos son potentes, son grandes murallas las que instalamos  para no volver a sufrir, realmente  enormes.  Ser vulnerable en múltiples oportunidades puede ser agotador y desgastador, pero también ser una murralla infranqueable puede dejar de darle sentido a nuestras vidas, como un paquidermo nos endurecemos, pero nuestra piel deja de sentir y no nos retroalimentamos, ya no vemos con claridad ni siquiera nosotros quienes somos.  Nos volvemos el muro y no sabemos qué experimentamos  realmente.
Creo que el presente nos puede reconectar con el obsequio de volver a compartir quienes somos realmente.
Limpiar de los temores pasados es una tarea digna de sortear,  el pasado entrega experiencia, pero las personas que nos cruzan nuestras vidas, nunca son iguales.  Siempre hay algo nuevo que mirar y aprender.  Las relaciones son aprendizajes.  Y desde mi visión, son LA manera de aprender, en las relaciones sorteamos como espejos nuestros temores.  La antítesis del temor es el amor.  Y solo el amor vence el temor, así como la luz desplaza la oscuridad.  Pues como el utilizar vías nuevas, debemos reconectar el Presente para llenarnos de amor. 
Hubo una película que tiene una frase muy sanadora.  Si sientes que extrañas a alguien y no está, simplemente extráñalo, reza por él y extráñalo.  Si sientes amor y la otra persona no sabe como devolver, estás en una posición no de quitar amor,  (eso ya deja de ser un Presente), así que siente ese amor, aunque otro no sepa que hacer con él.  Siéntelo, extráñalo, reza. 
Como buen presente, no se piensa que te lo van a devolver.  Se entrega.   Nuestro ego querrá ver que lo tomen, lo pongan en un altar  y llenen de mimos a tu obsequio.  Pues bien, la vida no es precisamente eso. Los obsequios, cada momento que la vida te entrega no está esperando que hagas nada con el momento, el momento simplemente está ahí.  Cada uno ve que hace con este. No hay bien no hay mal. Solo ahí está. 
Si, esto puede ser doloroso y difícil desde como nos enseñaron a tratar con nuestra necesidad de valoración.   Pues bien, la vida tiene su sabiduría para enseñarnos a bajar la guardia y disfrutar recibir y dar obsequios.

Buena suerte!

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