Quiero explicar que parto el título de este texto con la
palabra obsequio por lo que alguna vez escuché, la palabra Presente le da en el
clavo, decir Presente como sinónimo de obsequio, nos recuerda que el momento
presente es un obsequio en sí mismo. Cuánta
magia existe en estar vivos, y cuánto se valora cuando se está en riesgo de perder
la vida.
De aquí surge mi reflexión, de los presentes, y uno de los
más valiosos presentes, es en sí mismo ser uno mismo, eso lleva consigo ser
vulnerable, sacarse caretas y regalar lo que realmente sentimos. ¿Cuánto cuesta después de experiencias
dolorosas, regalar lo que se siente? Muchísimo!!!!
Las barreras que se instalan luego de sufrimientos intensos
son potentes, son grandes murallas las que instalamos para no volver a sufrir, realmente enormes.
Ser vulnerable en múltiples oportunidades puede ser agotador y
desgastador, pero también ser una murralla infranqueable puede dejar de darle
sentido a nuestras vidas, como un paquidermo nos endurecemos, pero nuestra piel
deja de sentir y no nos retroalimentamos, ya no vemos con claridad ni siquiera
nosotros quienes somos. Nos volvemos el
muro y no sabemos qué experimentamos realmente.
Creo que el presente nos puede reconectar con el obsequio de
volver a compartir quienes somos realmente.
Limpiar de los temores pasados es una tarea digna de
sortear, el pasado entrega experiencia,
pero las personas que nos cruzan nuestras vidas, nunca son iguales. Siempre hay algo nuevo que mirar y
aprender. Las relaciones son
aprendizajes. Y desde mi visión, son LA
manera de aprender, en las relaciones sorteamos como espejos nuestros
temores. La antítesis del temor es el
amor. Y solo el amor vence el temor, así
como la luz desplaza la oscuridad. Pues
como el utilizar vías nuevas, debemos reconectar el Presente para llenarnos de
amor.
Hubo una película que tiene una frase muy sanadora. Si sientes que extrañas a alguien y no está,
simplemente extráñalo, reza por él y extráñalo.
Si sientes amor y la otra persona no sabe como devolver, estás en una
posición no de quitar amor, (eso ya deja
de ser un Presente), así que siente ese amor, aunque otro no sepa que hacer con
él. Siéntelo, extráñalo, reza.
Como buen presente, no se piensa que te lo van a
devolver. Se entrega. Nuestro ego querrá ver que lo tomen, lo
pongan en un altar y llenen de mimos a
tu obsequio. Pues bien, la vida no es
precisamente eso. Los obsequios, cada momento que la vida te entrega no está
esperando que hagas nada con el momento, el momento simplemente está ahí. Cada uno ve que hace con este. No hay bien no
hay mal. Solo ahí está.
Si, esto puede ser doloroso y difícil desde como nos
enseñaron a tratar con nuestra necesidad de valoración. Pues bien, la vida tiene su sabiduría para
enseñarnos a bajar la guardia y disfrutar recibir y dar obsequios.
Buena suerte!
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